miércoles, 30 de marzo de 2011

Soñador, Amante, Desarrollador

Tres etapas de un proceso de crecimiento individual-espiritual; un camino hacia el progreso y la libre actividad de nuestras potencialidades en el mundo donde nos tocó vivir.


Soñar significa crear ilusiones, construir desde una actividad mental y figurativa un mundo adecuado a nuestros más profundos pensamientos, de acuerdo a deseos materiales, espirituales y/o existenciales. Se considera un movimiento pasivo de la temprana juventud, un acto improductivo a nivel económico y material, incluso hasta un impedimento para “encajar” o “ser parte” del mundo inmediato, del aquí y el ahora. Pero es el único lugar donde la construcción es plenamente idéntica a la imaginación creativa del soñador, donde no hay límite a las relaciones y posibilidades de su obra. Soñar nos vincula con nosotros mismos, nos hace desprendernos por momentos de la existencia inmediata y si quizá puede convertirnos en palabras de muchos en “románticos”, “inmaduros” y “fantasiosos”, lo cierto es que varios logramos hacer sueños vivenciales, haciendo gala y justicia de la frase: si lo puedes imaginar o soñar, lo puedes lograr.


Amante, la palabra misma me remite a muchas significaciones variadas, pero más específicamente al acto propio de brindarse a los demás provocando amor ¿Cómo es un amante? Comúnmente se le puede llamar así a quien lleva una relación con otra persona que previamente ya estaba comprometida. Es el “Otro”, tu “desliz”, el “sancho”, quien “cuida a tu novia mientras no estás”, etc.; pero el concepto va más allá, porque en teoría todos estamos en la libre capacidad y disposición de ser amantes siempre y cuando sepamos dar y recibir partiendo de un impulso generador de acciones y respuestas ¿Por qué entonces ser Amante, es más emocionante, productivo y muchas veces mas reconfortante que ser novio? Yo creo, porque no se necesita una estabilidad ni un título para ofrecer un espacio dentro de la subjetividad y economía emocional y monetaria a una persona a la cual se le tiene un sentimiento “amoroso” o sexual. Amantes, quizá deberíamos serlo todos; ser una actividad constante, una energía inacabable e inacabada, porque sinceramente muchas veces la relativa estabilidad nos lleva lejos de la posibilidad continua de amar y de dar y dar y dar, porque nada es seguro, mucho menos el amor ya que como el arte continuamente se supera y recrea, o muere dentro de dogmas infértiles e ideas arraigas por resultados pasados efectivos, mas faltos ya de ser extraordinarios.


Desarrollador, la creación en movimiento continuo y eternamente insatisfecho. Es la actividad en el “mundo real” donde se puede afectar a más individuos en un nivel teóricamente positivo buscando una evolución constante, decidida, fértil, dejando atrás los modelos pasados utilizando solamente lo mejor de ellos para transformarlos en la actividad renovada del día de hoy o en aras de un futuro prometedor. Un desarrollador está en la búsqueda de generar y nuevos talentos, nuevas ideas, procurando sacar el mayor beneficio posible de cada situación, proyecto, persona, idea, actividad, mostrando sus límites innecesarios y sus más altas posibilidades; también podría ser llamado un visionario porque prospecta hacia dónde pudiera encaminarse el siguiente paso, pensando siempre en la continuidad de mejorar como un proyecto sin fin, sin descanso. Es la vida y la muerte al mismo tiempo, convirtiéndose incluso él mismo en un fin a superar en cuanto deje de avanzar. Su actividad es su destino, siendo el motor de una evolución y guardando con el tiempo un pacto impostergable, sólo se detiene al momento en que él mismo es el impedimento de su más alta aspiración: desarrollar.


Juntemos entonces las capacidades creadoras, aconsejemos al soñador por medio del desarrollista y presentémoslos con el amante para hacer de sus actos un continuo reinventarse con sentido, hacia si mismos y hacia los demás. Rompamos las reglas y fusionemos lo mejor de las clasificaciones, lo mejor de lo que dicen podemos ser.

martes, 29 de marzo de 2011

El doble






¿Te imaginas encontrarte frente a frente a una construcción de ti idéntica físicamente pero capaz de realizar todas aquellas cosas que tú no te atreves a realizar?


Es raro voltear al espejo y ver una imagen diferente a ti mismo pero tan parecido a ti. No es una confusión existencial, ni un reflejo creado por aquello que te gustaría ser, sino más bien tu expresión potencializada; en este caso, un guerrero sanguinario.


En otro caso, te despiertas, volteas alrededor y te miras todavía dormida… Pareces estar soñando, pero no, aquella otra se mueve, te devuelve la mirada y sonríe. Gemelas, como si al momento de crearse decidieras no solamente llevar una vida sino dos. Un enigma: ¿Quién soy, está o la otra?


Somos todos y esa medida una entidad inaprensible.



¿Amor y Amistad?

El diálogo interno lo desarrollo por medio de una proyección fundada con base en una frase en forma de pregunta: ¿La amistad entre hombre y mujer no existe porque necesariamente se atraen? Y entonces ¿Una amistad es un escondido amor o de la amistad no puede surgir amor porque es meramente fraternal? Bueno, de hecho salieron varias preguntas.


La cuestión surge de una plática entre amigos en una noche de pseudo vandalismo callejero para terminar fresamente bebiendo un chocolate caliente y baguettes en Coyoacán, y al descubrir un hecho significativo en mi vida: nunca he tenido una pareja que haya sido mi amiga previamente. Tal pareciera un dogma amoroso el no involucrarme con mis amigas, en guardarles un respeto absoluto y hasta cierto punto desexualizarlas a pesar de su manifiesta belleza, su forma de ser maravillosa y sus intelectos terriblemente atractivos.


¿Será un aliciente de inconstancia guardar o sugerir una relación amorosa con una mujer prácticamente desconocida? Digo desconocida porque prácticamente en dos semanas, un mes o incluso 3 meses no se puede conocer realmente a casi ningún individuo; y si a eso sumamos la capacidad adictiva de todo ser humano enamorado para convertirse en la “mejor” persona en la faz de la tierra por un espacio cortísimo de tiempo (proceso de enamora-miento), quedamos frente a frente ante un “posible engaño” en cuanto a lo buscado en el otro. Hasta aquí, todos estamos profundamente ofendidos pero la realidad es que nadie nos engaña, sólo nosotros mismos por querer, ingenuamente, colocar en un ser desconocido expectativas, sueños, ideas, planes, etc., etc., sin siquiera tomarnos la molestia de conocerla(o) realmente. Bien dicen: El verdadero amor radica en amar las diferencias.


Pero me desvío ¿Qué es un amigo(a)? ¿Acaso nuestros amigos no son aquellos personajes quienes conocen nuestros más profundos, desgarrantes, cochinos, perversos, degenerados, ególatras, morales, inmorales (y un Gran ETC.) secretos y nos aceptan como somos permitiéndonos expandir nuestra personalidad al mismo tiempo que las suyas en un mejoramiento constantemente productivo, amoroso e incondicional? ¿No son ellos mismos (as) quienes nos abren las puertas a muchas aventuras y nos hacen creer en relaciones duraderas, recíprocas, cariñosas y altamente significativas? La respuesta en mi caso en un gran SÍ.


Entonces busqué una diferencial entre amistad y amor, la cual me la proporcionó mi buen amigo Erich Fromm, quien diferencia entre amor fraternal y amor erótico. El primero lo adjudica exclusivamente a las relaciones de reciprocidad donde no se incluye lo sexual ni una atracción más allá de la complicidad, el cual incluye a muchas personas; el segundo, es la atracción en sí misma de darle a una sola persona nuestra compañía y nuestro deseo sexual pretendiendo fusionarnos con la misma y llegar al más profundo conocimiento sobre su ser. Uuuf! Complejidad, pero tiene algo de razón, y no se refiere al sexo, la fusión, la exclusividad o todas esas cantaletas teóricas rebuscadas, sino a lo que se puede percibir en medio de toda la idea sobre el erotismo: el trabajo, la paciencia, comprensión, honestidad, práctica y esfuerzo continuo que requiere formar una relación madura y duradera fundada en el amor, en el arte del mismo.


Aquí se me pediría una definición de Arte y una explicación profunda y teóricamente fundada acerca del tema, lo cual no pienso hacer porque es otro tema; sólo diré lo siguiente: Todo accionar creativo tiene un fundamento estructurado y disciplinado; no es inspiración, ni ocurrencia, mucho menos surge de la nada ni se sostiene sólo con fines soñadores y haraganes, requiere una actitud constante y una reflexión inquebrantable, sumada a una pasión de continua búsqueda. Sin esto posiblemente sólo se llega a ser un eterno aficionado, un jugador ocasional.


Regresando al tema y retomando todo lo anterior puedo decir: Amo a mis amigos (a quienes verdaderamente lo son) y no me había puesto a pensar que dentro de ese grupo maravilloso se encuentran mujeres con quienes podría intentar un acercamiento diferente apelando a la mutua compresión y entendimiento entre ambos desde hace años pero, y aquí le doy completamente la razón al buen Fromm, las posibilidades no son muchas, porque en ese grupo no todas me provocan un deseo erótico; ahí es donde radica la tremenda diferencia y acepto que muchas veces formamos relaciones filiales porque fuimos incapaces, en su momento, de aprovechar o enunciar un gusto sexual por esa persona, al menos en mí caso.


No creo en las amistades largas y mal intencionadas, y había preferido los finales cortos y misericordiosos… Pero siendo sinceros, en muchos casos, la mejor comprensión viene entre dos amigos (hombre-mujer, ya que hombre-hombre aún no me he visto en la penosa necesidad, ja!) porque dentro de esa relación no existen tantos miedos ni presunciones, ni máscaras y se piensa mucho más en el otro como ser que como objeto de placer u objeto de nuestros sentimientos.


Todo esto para decir(te) una posibilidad, quizá una idea disparata o una forma de saberme explicar situaciones alrededor de mi cabeza que te incluyen, porque, si bien es cierto, siempre hemos sido amigos, nunca has dejado de ser mujer para mí, y eso incluye cierto deseo y consciencia de tu persona muy alejado de lo fraternal.