martes, 29 de marzo de 2011

¿Amor y Amistad?

El diálogo interno lo desarrollo por medio de una proyección fundada con base en una frase en forma de pregunta: ¿La amistad entre hombre y mujer no existe porque necesariamente se atraen? Y entonces ¿Una amistad es un escondido amor o de la amistad no puede surgir amor porque es meramente fraternal? Bueno, de hecho salieron varias preguntas.


La cuestión surge de una plática entre amigos en una noche de pseudo vandalismo callejero para terminar fresamente bebiendo un chocolate caliente y baguettes en Coyoacán, y al descubrir un hecho significativo en mi vida: nunca he tenido una pareja que haya sido mi amiga previamente. Tal pareciera un dogma amoroso el no involucrarme con mis amigas, en guardarles un respeto absoluto y hasta cierto punto desexualizarlas a pesar de su manifiesta belleza, su forma de ser maravillosa y sus intelectos terriblemente atractivos.


¿Será un aliciente de inconstancia guardar o sugerir una relación amorosa con una mujer prácticamente desconocida? Digo desconocida porque prácticamente en dos semanas, un mes o incluso 3 meses no se puede conocer realmente a casi ningún individuo; y si a eso sumamos la capacidad adictiva de todo ser humano enamorado para convertirse en la “mejor” persona en la faz de la tierra por un espacio cortísimo de tiempo (proceso de enamora-miento), quedamos frente a frente ante un “posible engaño” en cuanto a lo buscado en el otro. Hasta aquí, todos estamos profundamente ofendidos pero la realidad es que nadie nos engaña, sólo nosotros mismos por querer, ingenuamente, colocar en un ser desconocido expectativas, sueños, ideas, planes, etc., etc., sin siquiera tomarnos la molestia de conocerla(o) realmente. Bien dicen: El verdadero amor radica en amar las diferencias.


Pero me desvío ¿Qué es un amigo(a)? ¿Acaso nuestros amigos no son aquellos personajes quienes conocen nuestros más profundos, desgarrantes, cochinos, perversos, degenerados, ególatras, morales, inmorales (y un Gran ETC.) secretos y nos aceptan como somos permitiéndonos expandir nuestra personalidad al mismo tiempo que las suyas en un mejoramiento constantemente productivo, amoroso e incondicional? ¿No son ellos mismos (as) quienes nos abren las puertas a muchas aventuras y nos hacen creer en relaciones duraderas, recíprocas, cariñosas y altamente significativas? La respuesta en mi caso en un gran SÍ.


Entonces busqué una diferencial entre amistad y amor, la cual me la proporcionó mi buen amigo Erich Fromm, quien diferencia entre amor fraternal y amor erótico. El primero lo adjudica exclusivamente a las relaciones de reciprocidad donde no se incluye lo sexual ni una atracción más allá de la complicidad, el cual incluye a muchas personas; el segundo, es la atracción en sí misma de darle a una sola persona nuestra compañía y nuestro deseo sexual pretendiendo fusionarnos con la misma y llegar al más profundo conocimiento sobre su ser. Uuuf! Complejidad, pero tiene algo de razón, y no se refiere al sexo, la fusión, la exclusividad o todas esas cantaletas teóricas rebuscadas, sino a lo que se puede percibir en medio de toda la idea sobre el erotismo: el trabajo, la paciencia, comprensión, honestidad, práctica y esfuerzo continuo que requiere formar una relación madura y duradera fundada en el amor, en el arte del mismo.


Aquí se me pediría una definición de Arte y una explicación profunda y teóricamente fundada acerca del tema, lo cual no pienso hacer porque es otro tema; sólo diré lo siguiente: Todo accionar creativo tiene un fundamento estructurado y disciplinado; no es inspiración, ni ocurrencia, mucho menos surge de la nada ni se sostiene sólo con fines soñadores y haraganes, requiere una actitud constante y una reflexión inquebrantable, sumada a una pasión de continua búsqueda. Sin esto posiblemente sólo se llega a ser un eterno aficionado, un jugador ocasional.


Regresando al tema y retomando todo lo anterior puedo decir: Amo a mis amigos (a quienes verdaderamente lo son) y no me había puesto a pensar que dentro de ese grupo maravilloso se encuentran mujeres con quienes podría intentar un acercamiento diferente apelando a la mutua compresión y entendimiento entre ambos desde hace años pero, y aquí le doy completamente la razón al buen Fromm, las posibilidades no son muchas, porque en ese grupo no todas me provocan un deseo erótico; ahí es donde radica la tremenda diferencia y acepto que muchas veces formamos relaciones filiales porque fuimos incapaces, en su momento, de aprovechar o enunciar un gusto sexual por esa persona, al menos en mí caso.


No creo en las amistades largas y mal intencionadas, y había preferido los finales cortos y misericordiosos… Pero siendo sinceros, en muchos casos, la mejor comprensión viene entre dos amigos (hombre-mujer, ya que hombre-hombre aún no me he visto en la penosa necesidad, ja!) porque dentro de esa relación no existen tantos miedos ni presunciones, ni máscaras y se piensa mucho más en el otro como ser que como objeto de placer u objeto de nuestros sentimientos.


Todo esto para decir(te) una posibilidad, quizá una idea disparata o una forma de saberme explicar situaciones alrededor de mi cabeza que te incluyen, porque, si bien es cierto, siempre hemos sido amigos, nunca has dejado de ser mujer para mí, y eso incluye cierto deseo y consciencia de tu persona muy alejado de lo fraternal.


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